Control de calidad: Los buenos hábitos producen mejor leche

Tanto si se trata de prestar atención al más mínimo detalle como de dar un paso atrás para ver el panorama general, es importante entender los entresijos de lo que se necesita para producir la mejor leche posible.

Aunque hay varios factores que influyen en la calidad de la leche antes de que salga de la granja, es fácil pasar por alto la importancia del equipo de ordeño. Según Brent Wilson, de Wilson Centennial Farm LLC, la producción de leche de calidad es el resultado de analizar incluso los detalles más pequeños.

“Tenemos servicios de equipamiento programados regularmente para asegurarnos de que todo funciona bien”, dice. “Parece que no hay una semana en la que no venga nuestro distribuidor local a ajustar algunas cosas”.

Además de centrarse en el equipo de ordeño dentro de la sala de ordeño, Wilson también utiliza un pasteurizador de leche para ayudar a controlar la calidad de la leche.

“Hace veinte años, estábamos luchando contra la salmonela dublin, así que fue entonces cuando pasamos a alimentar a nuestras becerras con leche pasteurizada”, dice.

El pasteurizador utiliza entre 70 y 80 galones de leche para cada alimentación, y a pesar de sus esfuerzos por mantener a raya la mastitis, Wilson bromea diciendo que siempre parece tener suficientes vacas de alto SCC para alimentar a las becerras.

“El uso del pasteurizador es una forma de ayudar a gestionar nuestro recuento de células”, dice Wilson. “Siempre vas a tener algo de mastitis. Sólo tratamos de evitar que esa leche se desperdicie”.

En Bomaz Dairy, en Hammond, Wisconsin, el equipo de Annette Schalla también se centra en los detalles. Por ejemplo, un empleado específico se encarga de revisar rutinariamente el equipo de ordeño cada semana para asegurarse de que no hay problemas.

“Uno de nuestros chicos empieza su turno de mañana revisando todas las mangueras de las unidades y sustituyendo las piezas que están desgastadas. También comprueba los filtros de aire”, dice. “Tenemos una sala de piezas con recambios “grab-and-go” que facilita el cambio de las cosas”.

Cuando trabaja junto a sus empleados en la sala de ordeño, Wilson se asegura de que estén al tanto de la limpieza. Esto significa rociar los sujetadores de la leche a lo largo de sus turnos y raspar el estiércol de debajo de las vacas. Una vez más, son los detalles los que importan día a día.

“Solemos ordeñar una o dos vaquillas frescas cada día y les gusta arrancar las unidades”, dice Wilson. “Los empleados tienen que asegurarse de mantener el suelo limpio para evitar que esa unidad se ensucie. Cuando las vacas patean la unidad, es fácil recogerla y volver a ponerla, pero hay que enseñarles [a los empleados] a enjuagarla, secarla y arreglar el pulsador antes de volver a ponerla”.

Del mismo modo, Schalla y sus compañeros de equipo trabajan para asegurarse de que los puestos rotativos se limpian regularmente para evitar la propagación de bacterias.

“Esa fue una de las curvas de aprendizaje que tuvimos cuando pasamos del paralelo al rotativo”, añade. “Cuando estábamos en el paralelo, era bastante

sencillo limpiar los lugares entre cada grupo de vacas. Ahora que las vacas están constantemente en el carrusel, es un poco más difícil. Así que intentamos limpiar los espacios vacíos cuando llegan”.

Aunque la explotación de Bomaz no ha tenido ningún problema para mantener limpio su equipo, Shalla señala que habría algunos lugares que comprobaría primero si su recuento de incubación preliminar (PI) empezara a aumentar.

“Antes, sin duda habría empezado por mirar los tanques a granel para asegurarme de que el sistema se limpiaba correctamente”, dice. “Ahora, probablemente empezaríamos por mirar los contadores para asegurarnos de que no tenemos ninguna acumulación. También utilizaríamos a nuestro distribuidor de equipos como recurso para ver si se da cuenta de algo que podríamos haber pasado por alto.”

Wilson analiza diariamente los recuentos de la calidad de la leche para asegurarse de que no se le escapa ningún problema claro. Estos datos sirven como reflejo de la limpieza de su equipo y de sus vacas.

“Su recuento de PI es el que realmente cuenta la historia sobre el buen trabajo que está haciendo en la limpieza de su equipo”, dice Wilson. “Es vital asegurarse de que su sistema de lavado funciona correctamente, y si no se da cuenta de que algo no funciona bien, va a tener algunos problemas”.

Comodidad para las vacas

Además de asegurarse de que el equipo de ordeño está limpio y de que no hay mastitis, ambos hatos también tienen como prioridad la comodidad de las vacas.

Según Wilson, mantener a las vacas tan limpias y cómodas como sea posible es uno de los principales factores para producir leche de alta calidad en su granja. Esto significa también asegurarse de que los animales tienen suficiente espacio para echarse sin sentirse hacinadas.

“Intentamos no superar el 16% de densidad de población”, dice Wilson. “Lo ideal es un 10% o menos, pero si se supera el 16%, las vacas se pisan unas a otras y se sienten hacinadas. Al final, eso no es bueno para nadie”.

En Bomaz Dairy, han instalado recientemente unos nuevos establos de ventilación híbrida de cuatro estaciones para mejorar el flujo de aire en los establos. El movimiento de aire adicional no sólo ayuda a mantener a raya los problemas respiratorios, sino que también podría ayudar a mejorar la calidad de la leche del rebaño en el futuro.

“Estamos realmente intrigados con estos nuevos graneros e interesados en ver si el movimiento de aire añadido mejora la sequedad de nuestras camas de arena durante el verano”, dice Schalla. “Nuestros recuentos de células tienden a alcanzar un pico durante el verano y estamos en arena totalmente reciclada, así que esperamos que esto ayude un poco”.

Para ambos productores lecheros, trabajar para producir constantemente leche de la máxima calidad se ha convertido en un hábito. Tanto si se trata de mantener el equipo al día, como de controlar la limpieza o de mantener a las vacas felices y sanas, Schalla y Wilson intentan constantemente poner el listón más alto.

“Siempre intentamos averiguar cómo minimizar la incidencia de la mastitis y cómo producir el mejor producto”, dice Wilson. “Una vez que se adquiere esa mentalidad, las cosas van a ir mucho más fluidas que si siempre se está tratando de ponerse al día”.

Brent Wilson, un lechero de quinta generación de Wilson Centennial Farm LLC, no es ajeno a la producción de leche de alta calidad. De hecho, su explotación, situada en Carson City, Michigan, ha sido reconocida a nivel nacional en múltiples ocasiones por su excelencia en la calidad de la leche. Recientemente, la granja obtuvo el máximo galardón de platino este año por su leche de alta calidad en el marco de los Premios Nacionales a la Calidad Láctea presentados por el Consejo Nacional de la Mastitis, ya que su recuento de células somáticas fue de sólo 68.000 en 2020.


Tom y Ashley Zwald, Bob y Kay Zwald, Steve y Annette Schalla

Annette Schalla, socia y codirectora de Bomaz Dairy, situada en Hammond, Wisconsin, es una gran defensora de la calidad de la leche. La explotación de su familia ha hecho recientemente la transición de una sala de ordeño paralela de diez plazas a un sistema rotativo de 40 plazas en mayo de 2020. Aunque el cambio de una sala de ordeño paralela a un sistema rotativo ha supuesto para la familia algunas curvas de aprendizaje, han conseguido mantener la calidad de la leche extremadamente alta a pesar de algunos de los cambios a los que se ha enfrentado el rebaño. 

Artículo escrito por: Taylor Leach para Dairyherd.com

Traducción: MVZ Brenda Yumibe, Alta Genetics México

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