Salud de la ubre en los sistemas de ordeño automatizado

Los sistemas de ordeño automatizado presentan muchas diferencias con respecto a una sala de ordeño tradicional, especialmente en lo que se refiere a la salud de la ubre. La gestión por excepción, la salud de los pezones y el mantenimiento del robot son pasos importantes para garantizar la salud de la ubre.


El manejo de la salud del hato es una responsabilidad permanente para los ganaderos lecheros que requiere mano de obra, conocimientos especializados y una vigilancia constante. El cuidado de la ubre puede llevar mucho tiempo y tener un impacto significativo en la producción de leche y en la salud del rebaño. Los avances en la tecnología automatizada y los sistemas de recopilación de datos ofrecen ahora a los ganaderos lecheros un nivel de detalle sin precedentes y oportunidades únicas para gestionar la salud de la ubre por excepción, en lugar de abordar su hato como un todo y esperar a que los síntomas se generalicen o se vuelvan crónicos. Las explotaciones lecheras automatizadas pueden detectar, tratar y resolver los problemas de salud de la ubre de una forma fundamentalmente distinta a las explotaciones convencionales.


Gestión por excepción


Las salas de ordeño tradicionales se basan principalmente en una inspección manual y visual externa de la ubre. El análisis de la leche en los sistemas convencionales suele requerir la recogida de múltiples muestras, la colaboración con un veterinario y un periodo de espera, en el que pueden avanzar condiciones sanitarias perjudiciales. Estas limitaciones llevan invariablemente a abordar la salud del hato en su conjunto y a un tiempo de respuesta más lento en comparación con los sistemas robotizados.

Los sistemas robotizados de ordeño se ocupan de cada vaca como un individuo, proporcionando una gran cantidad de datos valiosos, hasta el cuarto de ordeño. Muchos de los principales sistemas disponibles hoy en día ofrecen la posibilidad de controlar variables de salud y calidad del rendimiento como la temperatura de la leche, el color, la conductividad, el caudal e incluso el recuento de células somáticas. Combinados con la capacidad de ajustar los parámetros de retirada de las copas de ordeño, así como las tasas de vacío y pulsación, los datos agregados por los sistemas robotizados permiten al ganadero descubrir y prevenir casos de mastitis potencialmente debilitantes antes de que la salud de una vaca se vea afectada y antes de que las condiciones se extiendan al rebaño. Este concepto se conoce como “gestión por excepción” y es más eficaz en las operaciones de ordeño automatizado. Esta práctica puede incluso reducir los ordeños bimodales, lo que se traduce en vacas más felices y sanas y en rendimientos más constantes y de mayor calidad.

Con los robots, las vacas son libres de ser ordeñadas siempre que los parámetros preestablecidos lo permitan. Aunque las visitas al robot pueden parecer “desiguales” en comparación con las salas de ordeño tradicionales, la vaca experimenta un menor estrés y una mayor libertad de movimientos, lo que potencialmente se traduce en mayores rendimientos una vez que las vacas se aclimatan a los sistemas automatizados. En las salas de ordeño en las que las vacas se ordeñan siguiendo un horario fijo, independientemente de su preparación o del manejo de la vaca, el ordeño excesivo o insuficiente puede provocar un aumento de los problemas en ubres y pezones, y los ordeños bimodales pueden ser más frecuentes.

Manejo de la salud de los pezones


El ordeño automatizado ofrece al productor la posibilidad de tratar la ubre y los pezones de forma proactiva, previniendo la mastitis y otras afecciones agudas antes de que tengan la oportunidad de producirse. Esto se consigue a través de múltiples pasos. Muchos sistemas automatizados de ordeño incorporan cepillos de limpieza y distintas variedades de sprays para tratar la ubre y los pezones antes y después del ordeño. Por ejemplo, un robot de ordeño puede utilizar primero un sistema de láseres y cámaras para determinar la posición de cada pezón, luego limpiar la longitud de cada pezón y la parte inferior de la ubre con cepillos giratorios antes de aplicar las copas de ordeño, que tienen ajustes únicos de vacío y pulsación para cada cuarto. Este nivel de especificidad y granularidad garantiza que, una vez finalizado el ordeño, la copa de ordeño se desprenda automáticamente, evitando daños en el extremo del pezón, que pueden provocar infecciones bacterianas y mastitis. Tras un ordeño satisfactorio, el extremo del pezón permanece abierto entre 20 y 30 minutos, durante los cuales las bacterias tienen la oportunidad de entrar. Para evitarlo, los robots de ordeño garantizan un rociado uniforme de desinfectante, reduciendo el número de bacterias a medida que el extremo del pezón se cierra de forma natural.
Este método también puede adaptarse fácilmente a las estaciones del año. Por ejemplo, en verano, cuando las temperaturas cálidas favorecen la proliferación natural de bacterias, la elección del robot tras la pulverización puede reflejar una mayor propensión a matar bacterias. En invierno, el crecimiento bacteriano se ve atenuado por las bajas temperaturas, pero la menor humedad puede provocar sequedad en los pezones. En este caso, el post-spray del robot puede equiparse con una solución de mayor acondicionamiento, asegurando que los pezones permanezcan sanos, hidratados y listos para el ordeño.

Mantenimiento para conservar la salud de las ubres


Incluso con un océano de datos y robots para realizar cuidados preventivos de forma confiable, el productor sigue desempeñando un papel fundamental en el mantenimiento de la salud de las ubres de su hato. La supervisión constante y el mantenimiento periódico de los sistemas robotizados son cruciales para garantizar un funcionamiento sin problemas y unas vacas sanas. La mayoría de los sistemas automatizados contienen piezas de desgaste que el ganadero puede reparar fácilmente con regularidad. Sin embargo, una colaboración con asesores formados en gestión de explotaciones, acompañada de visitas periódicas in situ de los técnicos, permite a los profesionales especialmente certificados en sistemas automatizados de ordeño determinar si determinados componentes funcionan como deberían. Pueden graficar los pulsadores, realizar pruebas dinámicas de la leche, ejecutar pruebas de capacidad de vacío e incluso realizar puntuaciones de los extremos de los pezones para determinar los niveles de queratosis. En general, el mantenimiento eficaz de los robots de ordeño es una colaboración continua entre el productor y su proveedor de equipos.

Artículo escrito por: Doug Marty, Aftermarket Field Support Specialist / Lely North America

Traducción: MVZ Brenda Yumibe, Alta Genetics México

En Tema

Posts Relacionados