Se utilizan varios indicadores reproductivos para controlar el rendimiento reproductivo de los rebaños lecheros. Algunos indicadores son el intervalo entre partos, los días hasta la primera inseminación y los días hasta la concepción. El inconveniente de estos indicadores es que sólo pueden calcularse para los animales que han sido inseminados y/o han quedado preñados. Las vacas que no han sido inseminadas o que no han quedado preñadas no se incluyen en este tipo de indicadores y, por lo tanto, no son totalmente representativos del estado reproductivo de un rebaño lechero.
El PEV (Periodo de Espera Voluntario) es el periodo que transcurre desde el parto hasta que la vaca es liberada para recibir un servicio cuando es apta para la reproducción. Este periodo puede ser decidido de antemano por la estrategia de gestión de la explotación, que puede variar según la época del año, la raza y la producción de los animales.
La mayoría de los indicadores no tienen en cuenta las distintas estrategias de gestión aplicadas en las explotaciones, como el periodo de espera voluntario (PEV) del rebaño. Este problema puede paliarse midiendo la tasa de preñez, un índice que indica la proporción de vacas preñadas en un intervalo de tiempo específico – cada 21 días, donde se puede medir la velocidad a la que los animales quedan preñados en la explotación, y este índice sólo tiene en cuenta, a efectos de recuento, los animales que ya han salido del periodo de espera voluntario.
La tasa de preñez es un índice utilizado para evaluar la rapidez con la que las vacas de un rebaño lechero pueden quedar preñadas. Está directamente relacionado con la tasa de cubrición y la tasa de concepción, es decir, es el porcentaje de vacas inseminadas en relación con el número total de vacas aptas en un periodo de 21 días.
Por lo tanto, las explotaciones que tienen una alta tasa de cubrición y una tasa de cubrición regular (con una buena rutina reproductiva), uno de los índices que más interfiere en una buena eficiencia reproductiva, sería la tasa de concepción en la primera cubrición. El objetivo principal es conseguir el mayor número de vacas preñadas, con un objetivo del 55% de concepción en el primer servicio (aunque atrevido, es totalmente alcanzable). En los servicios restantes, la tendencia sería reducir la tasa de concepción, quedando preñadas primero las vacas «más fértiles».
Otro factor que interfiere en la eficiencia reproductiva son los abortos, una de las principales causas de pérdidas económicas en los rebaños, ya que si el animal que aborta vuelve a quedar preñado, tendrá un LLD (días en lactación) y un intervalo entre partos elevados, lo que reducirá su producción por días en lactación.
La eficiencia reproductiva es la capacidad de dejar preñada a una vaca lo antes posible, tras el periodo de espera voluntario, y de llevar esa preñez hasta el siguiente parto. Una reproducción eficiente aumenta la rentabilidad tanto por el incremento de la eficiencia de la producción de leche como por el aumento del número de terneros y novillas a la venta, generando más ingresos para la explotación.
El estudio Concept Plus Milk cuenta con más de 564 explotaciones en su base de datos y puede proporcionar referencias nacionales para la búsqueda de cifras reproductivas:

Articulo escrito por: Alexandre Scarpa e Tiago Ferreira. Alta Genetics Brasil