La IATF reduce la huella de carbono del ganado hasta un 49%, según un estudio


Un estudio sin precedentes realizado por investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), Embrapa y una multinacional del sector de la nutrición animal ha revelado que el uso de la IATF (Inseminación Artificial a Tiempo Fijo) puede reducir la huella de carbono del ganado vacuno hasta un 49% y la producción de leche un 37% en comparación con la monta natural. Los datos tienen en cuenta las condiciones típicas de los sistemas de producción brasileños.

Con la mayor cabaña comercial del mundo, estimada en 234,67 millones de cabezas de ganado, Brasil se enfrenta al reto de aumentar la producción de alimentos con un menor impacto ambiental. Según el director de vacuno de Alta, Manoel Sá Filho, la IATF mejora la eficiencia reproductiva y la genética animal, optimizando el uso de los pastos. “Cerca del 70% de los pastos de Brasil están ocupados por vacas de baja eficiencia productiva. Con IATF, podemos producir más en la misma área o incluso reducir el área ocupada, aumentando la productividad y reduciendo las emisiones por kilo de alimento producido”, explica Sá Filho.

El estudio refuerza que el uso de tecnologías reproductivas puede ser un aliado estratégico para aumentar la producción de carne y leche de forma más sostenible, contribuyendo a los objetivos globales de reducción de gases de efecto invernadero.

Esta reducción de la huella de carbono cobra aún más importancia si se tiene en cuenta el creciente papel de la ganadería en el debate mundial sobre la sostenibilidad. Tecnologías como la IATF están demostrando ser aliadas estratégicas para impulsar una producción más eficiente, con menor impacto por kilo de alimento producido. “La ganadería sólo representa el 5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. En este contexto, además de aumentar las tasas de reproducción, la IATF contribuye a prácticas más sostenibles, algo que cada vez se valora más en toda la cadena de producción”, afirma Manoel Sá Filho.

En el sector lácteo, se analizaron más de 595.000 vacas en lactación, todas inseminadas con IATF. La producción aumentó un 36% y la huella de carbono se redujo de 1,44 a 1,06 kg de CO₂eq por kilo de leche corregida (FPCM). La ganancia está relacionada con la reducción de la edad al primer parto, la reducción del intervalo entre partos y los avances genéticos proporcionados por la técnica.

En cuanto al vacuno de carne, el estudio supervisó unos 4 millones de vacas sincronizadas con la IATF. La producción aumentó un 27%, mientras que la huella de carbono por kilo de peso vivo se redujo de 41,46 a 27,91 kg de CO₂eq. Los principales factores de impacto fueron la reducción de la edad al primer parto (de 48 a 24 meses), el aumento de la tasa de destete (del 60% al 80%) y el aumento de peso de los terneros.

“En los programas de inseminación, tenemos un doble beneficio: los toros promueven la mejora genética, mientras que las vacas se vuelven más fértiles y productivas. Esto acelera el progreso del rebaño en su conjunto”, concluye Sá Filho.

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