Casi dos tercios de las centrales lecheras de un estudio realizado en Michigan no cumplían las normas del sector para una transferencia pasiva satisfactoria.
La mayoría de los productores pueden recitar cómo manejan con éxito el calostro en sus granjas, sin embargo, cumplir con este protocolo de manera consistente puede ser un gran desafío. Durante un proyecto de investigación de 2016 de la Extensión de la Universidad Estatal de Michigan, la mayoría de los propietarios y empleados afirmaron que la mejor práctica es alimentar con 2 litros de calostro limpio y de alta calidad en las 4 horas siguientes al nacimiento. El objetivo general de esta investigación de extensión era determinar la prevalencia del fallo de transferencia pasiva en terneras y terneros en explotaciones lecheras de Michigan. Nos propusimos identificar las mejores prácticas de manejo que resultan en la reducción del fracaso de la transferencia pasiva en terneras lecheras. Además, queríamos determinar si un refractómetro portátil es una medida fiable del estado inmunitario en terneras sanas.
Factores a medir
Un manejo excelente del calostro es imprescindible en las explotaciones lecheras. En el caso del ganado bovino, la mayor parte de la inmunidad de los terneros se transmite a través del calostro y no de la placenta. La medición de la inmunoglobulina G (IgG) sérica o de la proteína total sérica en terneras durante la primera semana de vida es un método sencillo para evaluar la transferencia pasiva de inmunidad. También puede evaluar el programa de manejo del calostro de una granja. La transferencia pasiva de inmunidad tiene éxito si los niveles de IgG en suero son superiores a 10 mg/mL entre las 24 y 48 horas de vida. Es una medición sencilla, rápida y barata. La proteína sérica total superior a 5,0 a 5,2 g/dL está altamente correlacionada con una transferencia pasiva exitosa de inmunidad en terneros sanos que no están deshidratados.
Datos reales de la granja
Cincuenta granjas lecheras fueron incluidas en el estudio. Se tomaron muestras de sangre de 12 terneras y 12 terneros de entre 2 y 7 días de edad en 38 explotaciones con más de 250 vacas lecheras. Se tomaron muestras de seis terneras y seis terneros en 12 explotaciones con menos de 250 vacas. La deshidratación de los terneros se puntuó visualmente, y se registraron las prácticas de manejo seleccionadas para la explotación tras una entrevista con el encargado de los terneros.
La proteína sérica total se determinó utilizando un refractómetro manual, considerándose que un STP inferior a 5,2 como un fallo de la transferencia pasiva. Las concentraciones de inmunoglobulina G se determinaron en un subconjunto de 343 muestras de suero por la Saskatoon Colostrum Company, considerándose un fallo de la transferencia pasiva una concentración de IgG inferior a 10.
Sólo 15 terneros (4%) presentaban discrepancias entre IgG y STP. Los 15 terneros mostraban signos de deshidratación, lo que indica que en terneros sanos un refractómetro puede ser una medida fiable del estado de inmunidad pasiva del ternero.
Según el National Animal Health Monitoring System (NAHMS, USDA, 2014), la tasa de fracaso de las terneras en las explotaciones lecheras de EE.UU. es del 14%. En nuestro estudio, los terneros tuvieron mayores tasas de fracaso (26%) que las terneras (18,5%); sin embargo, el género no fue estadísticamente significativo.
Esto podría deberse a la mayor adopción de tecnología en las granjas más grandes para evaluar la calidad del calostro, como el refractómetro BRIX, que permite a estas explotaciones proporcionar calostro de la mejor calidad a las terneras.
Los objetivos del sector son que al menos el 90% de las terneras pasen el STP con 5,2 o más. En nuestro estudio, cinco granjas tuvieron cero casos de fallo de transferencia pasiva y seis tuvieron sólo un fallo. Por otro lado, sólo 18 de las 50 granjas del estudio cumplieron el objetivo del sector de menos del 10% de fallos, lo que significa que 32 de las granjas del estudio no cumplieron la norma del sector de que el 90% de los terneros pasaran con éxito la transferencia pasiva. De hecho, en seis granjas fracasaron el 50% o más de sus terneros.
Indicadores de éxito
Las explotaciones que dan prioridad a la alimentación con calostro presentan tasas de fracaso más bajas, aunque no existe una práctica única que garantice el éxito de la inmunidad pasiva. Las granjas que aplicaron las mejores prácticas de manejo, que dieron lugar a tasas de fracaso más bajas, tenían como objetivo alimentar a los animales con 3 ó 4 cuartos de galón de calostro entre 1 y 4 horas después del nacimiento, seguido de una segunda alimentación. Tenían suficiente calostro almacenado o sustituto de calostro a la mano; no permitían amamantar de la vaca; documentaban las tomas de calostro; y utilizaban un refractómetro BRIX para comprobar la calidad del calostro.
Si está interesado en evaluar el manejo del calostro en su granja o en saber más sobre el uso de la proteína sérica total para monitorizar su programa de calostro, póngase en contacto con su veterinario local, especialista en terneras o Asesor de suplemento de calostro.
mejores prácticas
La primera alimentación de calostro debe ser:
- Dentro de las primeras 4 horas del nacimiento
- 10 por ciento del peso corporal de la becerra (1 galón para la mayoría de las becerras Holstein)
- Puntaje de 22 o mayor en el refractómetro BRIX
- Documentar de alguna manera datos de las crías desde el nacimiento
- Ofrecer calostro a la becerra usando un biberón o una sonda esofágica
Las mejores prácticas adicionales incluyen:
- Una segunda alimentación de calostro que puede ser dada de 6 a 12 horas después. Esto podría ser de 2 a 3 cuartos de galón con una puntuación BRIX de 18 a 22.
- Tener calostro almacenado (refrigerado o congelado) o tener sustituto de calostro a la mano.
- Monitorear rutinariamente la limpieza del calostro.
- Monitorear rutinariamente el estado de inmunidad de los terneros (IgG o STP).
Artículo escrito por Faith Cullens para Hoard´s Dairyman, Traducido por: MVZ Brenda Yumibe, Alta Genetics México.